Corinthians

Fue el último equipo sudamericano en ganar el Mundial de Clubes de la FIFA, en 2012. Aquella vez, el club de Sócrates se impuso al Chelsea.

Sirven los datos como testimonios al respecto: de los 16 partidos que disputó entre la Libertadores y el Mundial de Clubes, ganó diez y empató seis (cinco de ellos fuera del Pacaembú). Ya con el ex policía Mario Gobbi, el Timão obtuvo la primera Copa Libertadores de su larga vida y su segundo Mundial de Clubes de la FIFA (en 2000, como anfitrión, logró la primera edición tras vencer en la final a Vasco da Gama). De todos modos, la gran figura de esta competición fue su arquero Cassio, ganador del Balón de Oro de ese Mundial y cuyo único antecedente internacional relevante había sido la participación en el Mundial Sub 20 de 2007. Y también, o más, en la forja de la Democracia Corinthiana , esa avalancha de ideas, de transgresiones y de esperanzas que, con una bofetada de dignidad, rompió por un rato la lógica de poder del fútbol y de más que el fútbol". En el encuentro definitorio de aquel Mundial de Clubes de 2012, en el estadio Internacional de Yokohama, había unos 18.000 hinchas del Timão. Sin embargo, su ciclo 2011/2012 fue el mejor de su historia en términos de resultados. Lo escribió Ariel Scher, con el encanto de sus palabras y con la impresión de haberlo conocido bajo el cielo de la Plaza San Martín : "Sócrates nunca cruzó una palabra con el Gordo Víctor pero le dio un equipaje de valores en cada partido, en cada gol y en cada córner. En las tribunas, la despedida al gran Sócrates había modificado el escenario de la inminencia de otra vuelta olímpica y las percepciones de un público que lo adoró siempre, incluso ahora que ya no está. A partir de ahora se llamará Super Mundial de Clubes de la FIFA, tendrá 24 equipos y se jugará (al menos en su edición inaugural) en China. El mismo domingo en el que se consagró campeón del Brasileirão 2011, su gente lloró el adiós más doloroso, el del más representativo de sus ídolos: Sócrates. Fue mucho más: resultó un mensaje inequívoco del rechazo a la dictadura, que ya comenzaba a retirarse tras dos décadas en el poder. El día en que empezó lo mejor de su recorrido hacia la gloria mundial resultó uno de los más tristes de su historia.