Italia

El nuevo gobierno italiano tendrá que lidiar con la presión desde Bruselas para emprender reformas económicas y con la guerra de Ucrania, en la que deberá ...

Ahora bien, hay una cosa que ella no va a poder controlar, y es que si la inflación y los precios de la energía se disparan y aparecen de vuelta las sanciones contra Rusia, ahí sí va a tener una complicación, porque tendría que resolver de qué lado está. Por ahora estaría del lado de Occidente y contra Rusia, pero lo va a tener que terminar de aclarar y ahí puede decepcionar a mucha gente de entre sus votantes", apunta Delle Donne. Según Delle Donne, uno de los problemas de Meloni será hacer frente a la postura prorrusa de políticos como Orbán. Pero ambos han comprendido que la pertenencia a la UE es popular en Italia, donde el 71% de la población apoya al euro. Una quiebra cerraría el suministro de dinero y significaría que Italia dejaría de ser elegible para el apoyo del nuevo instrumento de compra de bonos del Banco Central Europeo. A diferencia de Salvini y Berlusconi, o incluso de Le Pen y Orban, Meloni no es partidaria del presidente ruso, Vladimir Putin. Draghi, quien fue presidente del Banco Central Europeo en los peores momentos de la crisis financiera europea de hace una década, se resistió en todo momento a la presión política para ampliar el déficit presupuestario. Pensemos en la deuda pública de este país y en todas las debilidades de los elementos estructurales de nuestra economía. En materia fiscal, los partidos que conformarán el nuevo gobierno italiano ya plantearon en campaña una rebaja de impuestos. Un intento de derogarla fue rechazado en un referéndum en 1981 por casi el 70% de los votantes. "El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, es un aliado muy importante para Meloni, no solamente desde lo ideológico, sino también por los valores ultraconservadores que defienden. Para recibir el próximo tramo de fondos en diciembre, Roma tiene que cumplir 55 nuevos objetivos.