Ultimas noticias

La periodista Kate Andersen Brower publica la primera biografía autorizada de la estrella de Hollywood, para la que ha tenido acceso a 7.358 cartas ...

[David Lynch](https://elpais.com/cultura/2018/12/08/actualidad/1544267221_761767.html), sucedido en la fiesta posterior a los Oscar en 1987, donde compartieron un beso: “Me incliné lentamente, mientras me acercaba a sus labios, pero hipnotizado por estos ojos violetas”, recuerda el director, “y me acerqué más y más y muy pronto mis labios estaban tocando los de ella y se hundían más y más en estos labios de almohada… Después de un breve encuentro, el actor habló con el agente de Taylor para solicitar una visita privada con la intérprete en su casa: “Elizabeth estaba intrigada”, escribe Kate Andersen Brewer en la nueva biografía, “su acento irlandés y su reputación de inconformista le recordaban a [su amado Richard [Burton](https://elpais.com/gente/2020-08-06/elizabeth-taylor-y-richard-burton-siempre-estuvimos-locamente-enamorados-pero-nos-falto-tiempo.html)]”. Es uno de sus hijos, Chris Wilding, fruto de su matrimonio con el actor inglés Michael Wilding, quien ha hablado de algunos de los episodios más dramáticos durante la década de los setenta, cuando su madre estaba enganchada a un opioide llamado Demerol, que se administraba por vía intravenosa: “Su hijo contó que Elizabeth tenía la mirada completamente vacía mientras le entregaba una jeringa para que él le administrase la dosis”, explica la periodista en la entrevista en People, “y es como ‘Dios, crees que ella lo tiene todo’. Sus adicciones son otra de las grandes revelaciones de la biografía, puesto que Taylor se sinceró en numerosas cartas con varias personas acerca de su lucha para superar su adicción a las drogas. [The Ellen Degeneres Show:](https://elpais.com/television/2022-05-26/ellen-degeneres-dice-adios-a-dos-decadas-de-exito-televisivo-bajo-la-sombra-de-la-sospecha.html) “Y ese fue el comienzo de un año y medio o dos años de lo que fue una relación genial. “Elizabeth decía que toda su vida fue como una pelea”, revela Brower, “su resiliencia fue negarse a ser una víctima”. Una vida tan a la vista de todos que ella misma se resignaba a ello, tal y como afirmó en una entrevista en 2002 con [The New York Times](https://www.nytimes.com/2002/09/29/style/good-times-and-bum-times-but-she-s-here.html): “Soy de dominio público. Se conocieron de casualidad, cuando Elizabeth Taylor, de entonces 77 años, se encontraba ingresada en el hospital Cedars-Sinai en 2009 a causa de un procedimiento cardíaco y Farrell (de 33) estaba en el mismo hospital por el nacimiento de su hijo. Once años después de su muerte, Kate Andersen Brower demuestra que, pese a las innumerables fotografías de los paparazis y las crónicas de la vida social publicadas en papel couché, la vida de Elizabeth Taylor todavía escondía misterios. Tras siete décadas en el mundo del cine y más de 50 rodajes a sus espaldas, Taylor no solo era la actriz protagonista de cintas inolvidables como Mujercitas, Cleopatra, [La gata sobre el tejado de zinc](http://eskup.elpais.com/1300886915-658ffe065a79be9018ced23f5c86ef4b), Gigante o [De repente, el último verano](http://eskup.elpais.com/1300886986-7de11edc9f6ff45020d4ade12ba77091), sino que alcanzó un estatus de realeza dentro de Hollywood donde, perseguida por la prensa, todo el mundo parecía estar al tanto de su vida privada: de sus siete maridos y ocho matrimonios (con Richard Burton repitió), de sus cuatro hijos y 11 nietos, de su vida a bordo de barcos en aguas europeas para no pagar impuestos o de su adicción al alcohol. [hospital Cedars-Sinai](http://www.cedars-sinai.edu/) de Los Ángeles (California) una de las últimas grandes estrellas del celuloide: la actriz [Elizabeth Taylor](https://elpais.com/cultura/2011/03/23/actualidad/1300834808_850215.html). Una de ellas está relacionada, como no podía ser de otra forma, con su vida amorosa: tuvo un romance tardío con