Duele saber que la noche de tres goles de Cristiano Ronaldo ante España en Rusia eran parte de su última Copa siendo uno de los mejores deportistas.
No es mentira lo que se cuenta sobre tantas veces que llegó a su habitación del hotel en turno, después de un juego bravo de Champions o uno de rutina en la Liga que gusten y pidió que le llenaran la tina con hielo, para sumergirse y corregir cualquier pequeño desgarre muscular. Digo, nada que lo hiciera sentir mal, pues para un atleta de alto rendimiento tampoco es que hubiera pedido tres gorditas de chicharrón y un six de chelas. [Leones del Atlas jugaron increíblemente bien la mitad del futbol ](https://elpais.com/deportes/mundial-futbol/2022-12-10/marruecos-destruye-a-portugal-y-mete-a-africa-en-sus-primeras-semifinales-de-un-mundial.html)y con eso les ha bastado para estar entre los cuatro semifinalistas del torneo. Por ahora, déjenme que estoy llorando la partida de Cristiano. CR7 la recibía y al mismo tiempo se la acomodaba. El tiempo se agotaba y Portugal estaba por quedarse fuera en la Copa de las sorpresas.