Feliz Año Nuevo!

Unas veces se invocaba a algún miembro del santoral poco conocido (San Cucufato, San Euquerio, San Eleusipo…) y otras, a alguna superstición de la santería o el ...

No hay que regar el mundo de felicitaciones embotelladas; es suficiente con seleccionar a un grupo de personas -familiares o amigos- que sepamos que necesitan recibir unas palabras de afecto y la expresión de nuestros buenos deseos. Siempre me sorprendió la esperpéntica credulidad de la gente que perdía su tiempo en reproducir aquellas cartas de una carilla, con letra torpe y hasta temblona, para cumplir con el alto propósito de no interrumpir la cadena. ¿ SE acuerdan de aquellas cadenas de cartas que hace años nos llegaban y que nos impelían a que volviéramos a reproducir su contenido y a enviárselo a otras diez o doce personas?