Abrió oficialmente hace apenas un mes y ya acumula más de 2000 visitas. El primer puente colgante de Lima Metropolitana se ha convertido en un nuevo lugar ...
El secreto estaba en mirar al frente, haciendo una pausa obligada a mitad de camino para admirar una postal completa de la ciudad a la que llamamos hogar. Asegurados con una línea de vida y tomándonos de las manos a los bordes de esta estructura, avanzamos paso a paso por las tablas coloridas (por momentos tambaleaban con el peso, no hay que asustarse) ansiosos por llegar al destino soñado. Jorman Cabello cuenta emocionado que incluso hay jóvenes del lugar que se han animado a estudiar una carrera técnica o profesional en turismo, inspirados por la labor que desempeñan en las lomas El Mirador. Las escaleras por las que suben aquellos que visitan el puente colgante han sido instaladas gracias a los ingresos obtenidos por la actividad turística. La que Jorman ofrece es una experiencia que solo puede entenderse cuando se vive en primera persona. Sin embargo, y por hermoso que se lea, esto solo evidenciaba una cosa: la falta de lugares de esparcimiento y recreación para los niños y jóvenes de San Juan. Antes de subir, además, te colocarán un arnés, casco, guantes y la línea de vida con mosquetones de rosca (con resistencia de 3 mil kg). “Tenía que ponerme en sus zapatos, más aún yo que soy una persona que nació y creció en un asentamiento humano. Ambos compartimos capacidad y ganas de cambiar las cosas”, precisa el joven. Cabello se crio en un asentamiento humano del barrio y pasó sus días de infancia corriendo por la loma [aún abandonada y descuidada], cazando lagartijas y alacranes. ¿Cómo le dices a tus propios vecinos, que son familia, que dejen de hacer aquello con lo que subsisten [la chanchería] para cuidar un lugar donde no tienen acceso a luz, agua, desagüe?”. [San Juan de Lurigancho](https://elcomercio.pe/noticias/san-juan-de-lurigancho/), se levanta una nueva oferta turística, una oportunidad de trabajo para que los vecinos salgan adelante.