La historia detrás de Camisea, el gas que ilumina nuestro PBI y la inusitada negativa a ayudar a Bolivia en medio del fuego. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Te lo contamos aquí.
En un contexto donde la economía peruana sigue buscando su ritmo post-pandemia, la contribución del proyecto Camisea ha sido un fulgurante soplo de energía. Aportando más de S/ 203 mil millones al Producto Bruto Interno (PBI) de Perú, este megaproyecto se ha convertido en un pilar fundamental para el crecimiento del país. A esto se suma la impresionante contribución fiscal del Consorcio Camisea, así como de TGP y Cálidda, que han superado los S/ 67 mil millones en regalías e impuestos. ¡Eso equivale a la construcción de 277 colegios! Un claro ejemplo de cómo el gas puede empoderar nuestras finanzas públicas y contribuir al desarrollo social.
Sin embargo, no todo es color de rosa. En un giro inesperado, el reciente rechazo por parte del Perú de ofrecer ayuda a su vecino Bolivia para combatir las devastadoras llamas que consumen sus bosques ha generado una ola de controversia. El ministro peruano, Walter Astudillo, justificó la negativa recordando que el país había brindado apoyo a Ecuador en situaciones similares. Pero, ¿es esto un reflejo de la política exterior, del cansancio por ayudar o de una estrategia más calculada? Las opiniones están divididas.
A medida que discutimos sobre estos dos temas, surge una conexión curiosa entre el gas de Camisea y la negativa a apoyar a Bolivia. ¿Será que el mismo combustible que alimenta nuestra economía también nos hace más egoístas? O, desde una perspectiva más optimista, quizás el desarrollo económico está en la agenda, y la prioridad se ha centrado en los problemas internos de Perú. El dilema entre ayudar a un país vecino y fortalecerse internamente es un debate que puede reflejar la complejidad de las relaciones latinoamericanas en tiempos de crisis.
En conclusión, las decisiones del Perú no sólo afectan el presente inmediato, sino que también tienen repercusiones a largo plazo en nuestra imagen internacional y en la solidaridad regional. Ambos temas, el crecimiento económico gracias a Camisea y la difícil decisión de no ayudar a Bolivia, son parte de un tejido más amplio de interacciones políticas y sociales en la región. Y aquí van un par de datos interesantes: el gas natural de Camisea representa aproximadamente el 70% de la producción de gas en Perú, y en cuanto a Bolivia, su biodiversidad y ecosistemas son de los más ricos del mundo, siendo hogar de especies únicas. ¡Así que la próxima vez que pienses en gas o en solidaridad, recuerda que en Perú, ambas son caras de la misma moneda!
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